El envejecimiento de la población a nivel mundial es uno de los aspectos más relevantes de la sociedad actual, siendo España uno de los países con mayor tasa de personas mayores en todo el mundo.
El proceso de envejecimiento se asocia con un deterioro de las capacidades fisiológicas que pueden originar alteraciones que comprenden limitación funcional, pérdida de autonomía para las actividades de la vida diaria y aumento de la prevalencia de cuadros crónicos, entre otros.
El ejercicio físico es una herramienta fundamental tanto en la prevención como en el tratamiento de la fragilidad en mayores. Se ha comprobado que es significativamente superior a todas las intervenciones conocidas nutricionales y hormonales para estabilizar, aliviar y revertir esta entidad. Para actuar sobre los cuadros propios del envejecimiento y reducir la fragilidad hay que actuar sobre su principal factor de riesgo: la inactividad.
La inactividad física es un elemento clave en el desarrollo de la fragilidad, puesto que es esencial en determinar el estado cardiovascular, la resistencia insulínica y el deterioro músculo-esquelético, al tiempo que contribuye al deterioro cognitivo y la depresión. Las intervenciones centradas en la actividad física han demostrado su eficacia en retrasar e incluso revertir la fragilidad y la discapacidad.
Entre sus beneficios podemos destacar:
- Aumento de fuerza y resistencia muscular.
- Mejora del equilibrio y de la capacidad de marcha.
- Prevención de caídas y fracturas.
- Mejora de la capacidad de llevar a cabo las actividades de la vida diaria.
- Mejora el estado cognitivo y fomenta el bienestar emocional.
- Disminución del dolor.
- Favorece la calidad del sueño.
Los programas de ejercicio terapéutico basados en el entrenamiento de fuerza y resistencia constituyen las intervenciones más eficaces para retrasar los cuadros clínicos relacionados con el envejecimiento. Para la obtención de resultados óptimos, el diseño de un programa de ejercicio físico en el mayor frágil debe acompañarse necesariamente de recomendaciones sobre variables tales como la intensidad, potencia, volumen y frecuencia de entrenamiento ideales en esta población.
La personalización de estos programas de acuerdo con los factores genéticos, el estado de la condición física, la edad de los participantes y las modalidades de ejercicio aplicado sigue siendo la clave para el diseño y la evaluación del impacto del tratamiento y también de la prevención de caídas. Además, debemos buscar la consecución de metas a corto-medio plazo y plantear objetivos realistas para cada usuario, por lo que la dosificación se debe realizar por parte de fisioterapeutas con experiencia en neurorrehabilitación.
Si queréis saber más acerca del ejercicio terapéutico en población mayor y de cómo puede ayudarte, no dudes en ponerte en contacto con nosotros, ¡En Neuraxis estaremos encantados de poder ayudarte!
