La médula espinal tiene un papel muy importante en nuestro cuerpo, ya que, junto con el cerebro y sus diferentes estructuras, va a ser la encargada de que nuestros músculos y articulaciones se muevan y trabajen de forma eficiente. Esto es gracias a los nervios que salen de la médula espinal, repartidos en distintos niveles, y encargados de llevar la información a todo nuestro cuerpo, como si de carreteras se tratasen.
Por lo tanto, cuando hay una lesión a nivel de la médula espinal, como es una mielitis, esta información va a verse alterada generando diferentes alteraciones que os explicamos a continuación.
La mielitis es una inflamación de la médula espinal (la causa no está clara, pero se muestra como la más frecuente las infecciones víricas), y hay diferentes tipos según el área que abarque la lesión, afectando a ambos lados del cuerpo, por debajo del nivel de lesión, aunque puede ser posible que los síntomas solo se manifiesten en un lado.
Las principales alteraciones que pueden manifestarse al sufrir una mielitis son:
- Trastornos de la sensibilidad (hormigueo, parestesias, quemazón, respuestas anormales a estímulos táctiles comunes como el roce de la ropa, calor/frío, pinchazos, etc.).
- Pérdida de fuerza en los grupos musculares inervados por los niveles lesionados, incluso parálisis total de los mismos (lesiones altas implican desde miembros superiores y tronco, en relación a las lesiones bajas que implican miembros inferiores).
- Disfunciones a nivel visceral de intestino y vejiga (incontinencia, estreñimiento, etc.).
- Dolores radiculares (a nivel de columna que pueden llegar a irradiar hacia tronco, pecho y/o abdomen) en función del nivel de lesión.
Desde el área de fisioterapia se trabajarían las principales alteraciones que presente la persona, diseñando un plan de tratamiento en base a ellas:
- Movilizaciones del sistema nervioso periférico y musculo-esquelético. Enseñando también auto-movilizaciones para poder realizar en domicilio. Previniendo de esta manera posibles rigideces articulares y dolores asociados a las mismas.
- Potenciación y ganancia de fuerza en musculatura afectada por la lesión mediante ejercicios con el propio peso corporal, usando lastres y/o pesas, máquinas de poleas, etc. Progresando en intensidad a medida que se vayan reevaluando cambios y la resistencia vaya aumentando, generando mayor tolerancia a la fatiga.
- Reeducación del patrón de marcha en caso de verse alterado por la lesión.
- Trabajo más específico de sensibilidad y motricidad fina si la lesión afectó más a este nivel distal de manos y dedos. Buscando mejoría en la destreza motora.
Desde el área de terapia ocupacional se pautan y realizan las adaptaciones necesarias para poder mantener el máximo nivel de independencia y autonomía en las actividades básicas de la vida diaria. Como por ejemplo, pautar ayudas externas para la marcha (modelo de andador, bastón, etc.), adaptaciones para utensilios de alimentación, higiene y cuidado personal. Siempre teniendo en cuenta las demandas y objetivos de la persona.
El pronóstico y evolución en las personas que sufren mielitis es positivo, siendo un porcentaje alto de personas las que se recuperan de la sintomatología, quedando con secuelas leves. Aun así, existe un porcentaje más pequeño donde el grado de infección de la médula fue más agresivo y por lo tanto la recuperación y el pronóstico será menos favorable.
La rehabilitación física por parte de un fisioterapeuta tiene un peso importante en el pronóstico y disminución de las secuelas, ya que incrementa el potencial de mejora en la sintomatología, acelerando la recuperación mediante el tratamiento individualizado en cada caso.