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Precocidad e intensidad de tratamiento como predictor de la recuperación funcional tras un daño cerebral adquirido

Si lavarse los dientes después de cada comida lo hemos asumido y aceptado como algo vital y necesario, entonces también deberíamos darle la importancia que se merece al tiempo que dedicamos a estimular nuestro cerebro (sistema nervioso central); sobre todo después de haber sufrido un daño cerebral o ser diagnosticado de una patología neurológica. En ese momento el cronómetro se debe poner en marcha, y no siempre con el fin de ganar la carrera, si no de llegar a meta en las mejores condiciones posibles.

Nuestro cerebro podríamos compararlo con un ordenador, ya que está formado, entre otras cosas, por múltiples circuitos y conexiones entre él y el resto de nuestro cuerpo. Cuando se padece una patología neurológica esos circuitos a nivel del sistema nervioso central se ven alterados, y esto tiene una repercusión directa sobre las funciones de las que estaban encargados.

Ahí es donde recae la importancia de una buena pauta de la dosis de la rehabilitación, ya que cuanto más se estimule al sistema nervioso central en esa fase aguda, más capacidad de cambio (neuroplasticidad) habrá: bien por recuperación de esos circuitos alterados, por la utilización de otros circuitos que sustituyan la función o por reaprendizaje de las funciones de una forma diferente.

Seguramente muchos de los que nos estáis leyendo esto habréis escuchado la importancia que tiene la rehabilitación precoz tras sufrir un daño cerebral o ser diagnosticado de una enfermedad neurológica. Cuanto antes se inicie el proceso de rehabilitación mayor capacidad habrá de recuperación y las secuelas podrán minimizarse. Esta información, además de estar respaldada por la evidencia científica, ya es conocida por gran parte de las familias. Por ello, ahora es mucho más frecuente que tras un daño cerebral adquirido, el entorno del paciente busque empezar la rehabilitación de una forma rápida.

Ahora que sabemos cuando hay que empezar la rehabilitación (una vez haya estabilidad médica), es importante aclarar el cuanto.

¿Cuánta intensidad es necesaria?

Si la precocidad del tratamiento es relevante, que éste tenga la intensidad adecuada lo es todavía más. Los estudios recientes coinciden en que el número de horas de tratamiento al día es un claro predictor de la recuperación funcional: la intensidad del tratamiento se relaciona directamente con la cantidad y la velocidad de recuperación a nivel físico, cognitivo y funcional,  tanto a corto como a largo plazo.

La Sociedad Española de Neurología recomienda que los programas de rehabilitación ofrezcan tanto tratamiento como sea posible (en frecuencia, duración e intensidad) teniendo en cuenta las necesidades de la persona y los objetivos terapéuticos. En los pacientes con daño cerebral adquirido debe ofrecerse la mayor intensidad tolerable por el paciente.Además, las guías de práctica clínica  recomiendan como mínimo 45-60 minutos diarios de cada terapia específica (fisioterapia, logopedia, terapia ocupacional, neuropsicología, etc) 5 días a la semana en función de sus necesidades (habitualmente 3h al día).

Los estudios demuestran que cuanta más terapia, mejores resultados. Para conseguir llegar a esa cantidad de tiempo e intensidad diarios más adecuados para provocar cambios en el sistema nervioso central (y mejorar a nivel funcional) es importante que se sigan las pautas realizadas por los profesionales sanitarios.

La implicación del entorno del paciente para estimular su sistema nervioso central e integrar las recomendaciones en el día a día es esencial para alcanzar los objetivos terapéuticos.