Una de las principales causas del daño cerebral adquirido en adultos es el traumatismo craneoencefálico (TCE). Se considera TCE a un daño producido en el cerebro debido a un golpe o agresión externa. Generalmente, los TCE se producen por accidentes de tráfico, deportivos, laborales, o por caídas o agresiones.
Las consecuencias de sufrir un traumatismo craneoencefálico son muy variables, pudiendo producir daños a nivel motor, cognitivo, sensorial y conductual. A raíz de estas lesiones secundarias, el TCE conllevará cambios en la vida de la persona que lo sufre y en la de su familia.
El daño cerebral secundario a un traumatismo craneoencefálico puede provocar un cambio en la vida cotidiana del paciente, en el cuidado de sí mismo, manejo del ocio y en la esfera laboral y social. Es posible que la persona necesite un mayor apoyo por parte de sus familiares para las actividades de la vida diaria como ducharse o comer.
Desde la Terapia Ocupacional se valoran las necesidades de la persona que ha sufrido daño cerebral y de su familia con el objetivo de proporcionar una mayor independencia y calidad de vida para el paciente.
Así pues, el terapeuta ocupacional entrenará a la persona para ser independiente en las actividades de la vida cotidiana (comer, ducharse, vestirse, realizar las tareas domésticas, etc.), valorará las posibilidades de incorporación al puesto de trabajo y las adaptaciones que sean necesarias para ello, asesorará sobre adaptación y accesibilidad del domicilio y sobre productos que puedan facilitarle las tareas.
En cuanto a la familia, se proporcionarán pautas sobre cómo manejar al paciente (cambios posturales, pautas para el vestido o el baño, posicionamiento, etc.). Además, se trabajará sobre aquellas habilidades que sean necesarias para realizar las actividades de la vida diaria, como la motricidad, la manipulación de objetos, aspectos cognitivos como la atención, toma de decisiones, secuenciación de los pasos de una actividad, etc.