La Tortícolis Muscular Congénita (TMC) es una deformidad postural que se evidencia poco después del nacimiento, caracterizada por una inclinación lateral de la cabeza hacia un lado y rotación cervical hacia el lado opuesto, debido a un acortamiento unilateral del músculo esternocleidomastoideo, situado en nuestro cuello, pudiendo ir acompañada de otras afecciones neurológicas o músculo-esqueléticas.
La tortícolis muscular congénita puede asociarse con la presencia de deformidades craneales (como la plagiocefalia) , desarrollo de displasia de cadera (formación anómala de la articulación), lesión en el plexo braquial, anomalías en los pies o extremidades inferiores y otras asimetrías.
Se presenta entre el 4 y 16% de los lactantes, pudiendo aparecer ya en el propio nacimiento o durante los primeros meses de vida. Se presenta con mayor frecuencia en bebés de mayor tamaño, o aquellos con presentación de nalgas y/o el uso de fórceps durante el parto.
Además, si el bebé pasa la mayor parte del tiempo mirando hacia un lado, puede costarle atender a los estímulos del lado contrario, pudiendo reducir el uso de uno de los miembros superiores y producir un desarrollo motor asimétrico entre ambos hemicuerpos. Aunque los adultos seamos diestros o zurdos, los bebés no deben tener un lado o mano favorita, el desarrollo de la dominancia ocurre mucho más adelante. Si notáis alguna preferencia, debéis comentárselo a vuestro pediatra y fisioterapeuta para valorarlo.
Podemos clasificar la tortícolis muscular congénita en:
- Postural: como su nombre indica, la posición se manifiesta como la de preferencia del bebé pero sin aparecer restricciones en el rango de movimiento pasivo ni a nivel muscular. Es la forma más leve.
- Muscular: se caracteriza por la presencia de limitaciones en el rango de movimiento pasivo y rigidez del músculo esternocleidomastoideo.
- Presencia de un nódulo en el esternocleidomastoideo: estos niños van a presentar un engrosamiento fibrótico en este músculo además de limitaciones del rango de movimiento pasivo. Es el tipo más grave.
Las últimas actualizaciones realizadas en 2024 en la guía de práctica clínica basada en la evidencia científica para el manejo de la tortícolis muscular congénita recomienda que los bebés con TMC deben ser derivados a un fisioterapeuta neurológico para tratar estas asimetrías posturales tan pronto como se identifiquen.
La intervención precoz de fisioterapia se ha relacionado con mejores resultados en la intervención, duraciones de tratamiento menores, reducción de la necesidad de intervenciones quirúrgicas así como disminución del riesgo de complicaciones secundarias al cuadro.
En cuanto al momento ideal para empezar a abordarlo, los estudios muestran que cuanto antes mejor. El pronóstico del rango de movimiento será muy bueno si se inicia la intervención antes del primer mes de edad, con mejores resultados con menor tiempo de tratamiento. Mientras que, cuanto mayor sea el bebé, el tratamiento que necesitará será previsiblemente más largo y puede que se establezcan restricciones del rango de movimiento.
Un fisioterapeuta pediátrico, se centrará en aumentar el rango de movimiento del cuello y el tronco, potenciar el desarrollo de movimiento simétrico y guiar a la familia para realizar las adaptaciones necesarias en su entorno y realizar un manejo correcto. ¡Las participación y el seguimiento de pautas por parte de la familia son esenciales!
Si vosotros o vuestro pediatra detectáis que el bebé tiene una preferencia postural persistente o una posible tortícolis muscular congénita, es importante hacer una valoración por parte de un fisioterapeuta pediátrico lo antes posible: así se podrán prevenir posibles secuelas, reducir el tiempo de tratamiento y evitar intervenciones adicionales o más invasivas.
Si queréis saber más sobre este cuadro o el abordaje que realizamos desde el área de Fisioterapia en Neuraxis, no dudéis en poneros en contacto con nosotras!