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TERAPIA OCUPACIONAL E IMAGENIERÍA MOTORA

Terapia Ocupacional e Imageniería Motora.

Seguramente alguno de vosotros habréis oído hablar o incluso conozcáis la Imageniería Motora. Pero en el post de hoy nos gustaría explicar más en detalle de que trata esta terapia.
Para comenzar creemos que es importante explicar de forma breve en qué consiste y las bases de la Imageniería Motora.

En nuestro cerebro, en concreto en la corteza premotora frontal y parietal se encuentran un tipo de neuronas muy especiales: las neuronas espejo. Estas neuronas se activan cuando vemos a alguien hacer un movimiento o cuando nos imaginamos ese movimiento. Las neuronas espejo son esenciales durante el desarrollo del bebé ya que el aprendizaje vicario se fundamenta en este tipo de neuronas, el bebé copia a sus padres. Por eso nos encontramos con niños que caminan igual que su padre o que gestualizan igual que su madre, aunque la carga genética también influya en estos aspectos. Pues bien, hay numerosas referencias en la literatura científica que demuestra que se activan los mismos circuitos cerebrales imaginando o viendo a alguien hacer ese movimiento como si lo hacemos nosotros mismos. Y esto se produce por la activación de las neuronas de las que venimos hablando. Estas bases neurofisiológicas son las que nosotros aplicamos en la rehabilitación con pacientes que hayan sufrido DCA, o personas que hayan sufrido daño en el plexo braquial.

¿Y POR QUÉ APLICAMOS LA IMAGENIERÍA MOTORA EN NEURORREHABILITACIÓN?

Desde nuestra experiencia en el centro hemos observado que hay pacientes a los que les supone un gran esfuerzo iniciar o realizar el movimiento por diversos motivos como pueden ser:

  • desconocer cómo es ese movimiento.
  • no hay movimiento activo en ese segmento corporal.
  • dolor.
  • etc…

Una vez determinada la causa del problema, nos podemos plantear la posibilidad de llevar a cabo esta terapia. Pero hemos comprobado como no todos los pacientes pueden realizarla, ya que exige un componente de atención, concentración y abstracción muy elevado, esta terapia exige más a nivel cognitivo que motor, aunque luego observemos los resultados en el plano motor.

Hemos constatado que tras el entrenamiento del movimiento con la aplicación de la imaginería motora; al paciente posteriormente le resulta mucho más sencillo iniciar o incluso realizar el movimiento completo que si no se hubiera llevado a cabo esta técnica y comenzado, directamente por ejemplo a mover la mano de forma pasiva.

La imageniería motora, es una terapia complementaria, no se puede basar todo un tratamiento solamente en la aplicación de esta técnica. Se necesitan lo que denominamos “terapia convencional”, (entiéndase esta como movilizaciones pasivas o ejercicios para lograr una buena pinza o para el rango de movimiento deseado en la articulación del hombro) para conseguir los mejores resultados posibles. Los estudios que mayor evidencia científica tienen son aquellos que combinan ambas terapias.

CASO CLÍNICO REAL

A continuación os vamos a poner un ejemplo, para que de este modo quede más claro toda la información explicada hasta ahora.
A.G.T. es un paciente de 69 años que acaba de sufrir un ictus y a raíz de este daño cerebral no puede mover su brazo derecho, especialmente su mano, incluyendo dedos y muñeca. Su objetivo es poder abrir y cerrar la mano sin problemas para jugar con sus nietos. Para empezar y como ya hemos dicho, realizaremos una valoración inicial que nos permitirá estudiar y analizar las causas de esos problemas, lo que nosotros; los profesionales denominados Razonamiento Clínico. Una vez finalizado dicho razonamiento, nos planteamos aplicar la Imageniería Motora.

Comenzaremos relajándonos, intentando dejar a un lado el ruido, preocupaciones, ansiedad, agobio… para ello procuramos que esta terapia se lleve a cabo en una sala aislada y con el menor ruido posible. Después de haber conseguido esa relajación y concentración básicas, pasaremos a imaginarnos la mano derecha. En primer lugar qué sentimos cuando nos pasan un cubito de hielo por la palma de la mano derecha o qué sensaciones tenemos cuando nos hacen un masaje en la mano… De este modo conseguimos que la representación de la mano afecta tras el ictus en el cerebro sea mayor.

Desde nuestra experiencia, observamos que una vez finalizada la primera fase, el paciente, por lo general experimenta una mayor sensación de la extremidad a trabajar. Por tanto, esto indica que es el momento de pasar al segundo paso: imaginarnos el movimiento, y para ello analizaremos todos los posibles movimientos de cada una de las articulaciones; por ejemplo con el brazo apoyado en una mesa, subimos y bajamos la mano, cerramos y abrimos el puño, estiramos cada uno de esos y luego los doblemos…

Englobaremos todas y cada una de esas sensaciones y esos movimientos en una actividad; en este caso la de coger un juguete de su nieto y soltarlo encima de una mesa. Iremos analizando paso por paso esa actividad y concentrándonos en todo momento en dos aspectos; que sentimos y como lo movemos.

Para finalizar esta terapia realizaremos la denominada “vuelta a la realidad”, saliendo poco a poco de este estado de relajación y concentración y volviendo a la realidad, al momento.
Pero la sesión, como ya hemos comentado no termina aquí. Sino que, es en este momento cuando realmente vemos los beneficios de la Imageniería Motora.

A.G.T, junto con su terapeuta llevarán a cabo ejercicios como coger ese juguete del nieto que anteriormente habíamos imaginado y que ahora es real, levantarlo de la mesa y guardarlo en una caja. Se podrá apreciar como existe un mayor control motor del movimiento, que dicho movimiento en todas las articulaciones es más fluido y que coge y suelta mejor el juguete que sino hubiésemos llevado a cabo la terapia de Imageniería Motora.

Esto se alcanza porque hemos conseguido que la conexión cerebro- brazo- mano- dedos esté más activa, es decir todas las neuronas involucradas en conseguir esos movimientos en ese segmento corporal estén más “despiertas”- activas.