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TENGO HIPERTENSIÓN, ¿Y QUÉ?

Se estima que en España más del 40% de las personas adultas tienen hipertensión arterial (en adelante, HTA), y la mayoría no son conscientes de que esta enfermedad que no duele ni limita la movilidad, en realidad, puede suponer un gran problema a medio y largo plazo. Y no sólo eso, sino que, si no se controla de manera eficaz, también puede ser, un riesgo potencial tanto a nivel cardíaco como a nivel cerebral.

Lo que ocurre cuando alguien tiene HTA es que la sangre que fluye por las arterias lo hace con más presión de la que debería. Haciendo un símil, es como si tenemos una manguera de jardín con un calibre y la conectamos a una boca de riego contraincendios (en la que puede salir mucha más agua a una gran presión); así, lo que puede ocurrir, de forma general y simplificándolo mucho, es que demasiada presión genere daños tanto en un momento determinado (romper la tubería), como (aunque la presión no sea tan “explosiva”), acabe debilitando la tubería y  ésta se deteriore de forma irremediable.

 A continuación, os contamos un poco más sobre las consecuencias que pueden implicar mantener en el tiempo niveles de presión arterial alta; no necesariamente ocurren todas estas consecuencias ni tienen porqué ocurrir, pero sabemos que tenemos mucho más riesgo que una persona con niveles de tensión arterial (TA) recomendados. Asimismo, os daremos algunos consejos que podéis seguir para mejorar los niveles y así evitar o disminuir los posibles efectos secundarios de ellos.

Consecuencias a medio y largo plazo de mantener niveles elevados de TA

  • A nivel arterial: al aumentar la presión que la sangre ejerce sobre las arterias de forma mantenida en el tiempo, puede causar que las paredes se debiliten. En su forma más extrema, esto es lo que se conoce como aneurisma (una malformación que causa un estrechamiento de la arteria o vena, por donde es más fácil que rompa y se genere una hemorragia).
  • A nivel cardíaco: las propias arterias que riegan el corazón se dañan cuando la presión arterial está alta, de forma que el flujo sanguíneo al corazón puede ser insuficiente, generando una contracción deficiente de este músculo tan importante para el ser humano. Cuando esto se mantiene en el tiempo, lo más probable es que llegue a desencadenarse una insuficiencia cardíaca.
  • A nivel cerebral: cuando la sangre fluye a mayor presión de la debida durante un largo período de tiempo, lo previsible es que los vasos que riegan el cerebro se deterioren, generando muerte neuronal (si las neuronas y otras células cerebrales no tienen sangre, se morirán). Las consecuencias posibles son un deterioro cognitivo o incluso una demencia vascular (otros factores pueden influir además para que esto ocurra).
  • A otros niveles, ya que en definitiva, estamos hablando de una patología que está relacionada con el riego en todo nuestro cuerpo; así, los daños más frecuentes suelen relacionarse con la vista (pérdida de visión), el riñón (insuficiencia renal) o el sistema nervioso periférico (neuropatías).

Riesgos a nivel cardíaco y cerebral

  • A nivel cardíaco, el riesgo de tener niveles de TA muy altos en un momento determinado es sufrir eventos cardíacos que pueden tener implicaciones vitales, tales como la angina de pecho o el infarto de miocardio.
  • A nivel cerebral: cuando en un momento determinado la TA se dispara es mucho más fácil que la sangre, ejerciendo una presión excesiva sobre las paredes de los vasos sanguíneos a nivel cerebral, provoque una rotura en ellas. Así, se puede producir una hemorragia cerebral (un tipo de ictus/ACV).

¿Qué puedo hacer para mejorar los niveles de HTA?

Como en tantos otros aspectos de la vida, sabemos que en relación a la TA hay factores sobre los que no podemos influir, como son nuestra base genética o el sexo y la edad que tengamos. Sin embargo, hay otros factores que debemos considerar sobre los que sí tenemos influencia. Son los siguientes:

  • Seguir una dieta saludable, reduciendo el consumo de sal y grasas.
  • Eliminar el consumo de tabaco y alcohol.
  • Mantener rutinas diarias saludables, como adquirir un horario de comidas lo más estable posible y dormir las horas necesarias.
  • Si nuestro médico nos ha recetado fármacos en relación al control de la TA, seguir sus indicaciones de forma invariable (el mal manejo de la medicación antihipertensiva es uno de los principales factores de riesgo para sufrir eventos cardiovasculares potencialmente graves.
  • Realizar de forma regular ejercicio físico, puesto que sabemos que es uno de los factores que influyen de forma más determinante en mantener “a raya” los niveles de HTA. Además, como ya os contamos en esta entrada de nuestro blog, realizar ejercicio de forma regular en personas que ya han sufrido un ictus ayuda, según diferentes investigaciones, a disminuir la probabilidad de sufrir otro ACV.

Esperamos que esta nueva entrada haya sido útil para que podáis entender un poco mejor en qué consiste la HTA y qué puede ocurrir, de forma simplificada, cuando los niveles se descontrolan o se mantienen de forma inadecuada en el tiempo. Si tenéis dudas acerca de cómo podéis utilizar el ejercicio a vuestro favor para manejar mejor vuestra tensión arterial, no dudéis en poneros en contacto con nosotros y nuestro equipo de fisioterapeutas estará encantado de asesoraros al respecto.