El síndrome del empujador, actualmente conocido como síndrome del lateropulsor, es una alteración poco conocida que, en ocasiones, aparece tras sufrir un accidente cerebrovascular (entre el 10 y el 35% de los pacientes). Este fenómeno consiste en empujar intensamente el cuerpo a través de la línea media hacía el lado afecto y/o resistir la transferencia de peso hacia el lado menos afectado. Por ello, su presencia dificulta la recuperación ya que el paciente considera su cuerpo vertical cuando está inclinado unos 20° hacia el lado más afecto.
A veces, puede confundirse este cuadro con alguna otra alteración a nivel perceptivo, entre las características propias de la lateropulsión destacamos:
- El empuje al lado afecto y/o resistencia hacia el lado menos afecto se asocian con oposición a los intentos de corrección pasiva de la posición por parte del terapeuta y/o familiar.
- Percepción alterada de la vertical/línea media, desorientación con respeto a la gravedad, base de sustentación muy disminuida y una sensación de caída hacia el lado menos afectado.
- Este comportamiento es involuntario/no intencional razón por la cual la persona afectada puede no ser consciente del déficit.
- Giro o inclinación de la cabeza hacia al lado contralesional.
- Suelen presentar heminegligencia cuando el daño sucede en el hemisferio derecho y afasia cuando la lesión se produce en el izquierdo (menos habitual).
- La capacidad funcional puede ser variable, con grado de resistencia o lateropulsión que varía en función de diferentes factores.
Aunque en la evidencia actual no existen unas directrices únicas y consensuadas sobre la práctica clínica ideal, si existen diferentes recomendaciones que pueden ser muy beneficiosas tanto a nivel clínico como en el entorno domiciliario del usuario. Entre ellas destacamos:
- Dar instrucciones sencillas y claras. Una vez aportadas, asegurarnos que el usuario nos ha comprendido.
- Entrenamiento de las transferencias hacia el lado sano para que el paciente pueda participar de la manera más activa posible y evitar así la aparición del síndrome.
- Uso de estímulos táctiles apropiados y comentarios verbales de familiares/cuidadores/visitantes.
- Guíar a la persona con lateropulsión para ver (colocar un espejo delante) /sentir (estímulos táctiles) que no está erguida.
- Como con los intentos pasivos de corrección pueden aumentar la lateropulsión, se debe alentar al paciente para moverse activamente hacia la línea media.
- Se recomienda realizar tareas funcionales con objetos, a poder ser representativos para el usuario, que supongan un reto o exigencia siempre que sean toleradas.
- La evidencia sobre las mejores prácticas es limitada, pero si sabemos los beneficios de las terapias específicas y prácticas repetitivas.
- Además, es fundamental que tengamos en cuenta que un paciente con síndrome de lateropulsión puede no mejorar o incluso empeorar si no lleva a cabo un buen abordaje a nivel clínico y domiciliario.
Entre los principales objetivos que se plantean en el síndrome del empujador, los cuales deberán adaptarse a la capacidad funcional y cognitiva de cada usuario, estimular la actividad en los músculos flexores laterales del tronco en el lado más afectado, recuperar la línea media al estar de pie y caminar, y recuperar la capacidad de subir escaleras con seguridad.
En cuanto al impacto y pronóstico de la lateropulsión debemos tener en cuenta que está asociada con un mayor riesgo de caídas, la familia/cuidadores requieren un entrenamiento específico, afecta a la movilidad y al desempeño de las tareas diarias, este cuadro puede llegar a resolverse con el tiempo pero se asocia con una recuperación tardía y por tanto con la necesidad de una rehabilitación prolongada.
Si queréis saber más acerca de este cuadro clínico u os interesa que os demos pautas más específicas para vuestro familiar, ¡no dudéis en poneros en contacto con nosotros!