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Respiración oral en niños

La respiración nasal es el proceso mediante el cual el aire entra y sale de los pulmones a través de las fosas nasales. Este tipo de respiración es primordial para la vida y es el adecuado para todas las personas. Por distintas causas, algunas personas tienen una respiración oral, es decir, cogen y expulsan el aire a través de la boca.

El aire, al pasar por las fosas nasales, sufre unos cambios fundamentales:

  • Se humidifica: llega humedecido a los pulmones, haciendo que no se resequen los órganos por los que pasa, como la laringe.
  • Se calienta: al entrar en contacto con la mucosa de las fosas nasales adquiere la temperatura corporal y evita que se produzcan infecciones e inflamaciones del aparato respiratorio.
  • Se filtra: las partículas dañinas presentes en el aire inspirado se quedan en las fosas nasales, previniendo así la aparición de alergias y procesos asmáticos.

Es por ello que la respiración nasal protege las vías respiratorias superiores, asegurando el correcto desarrollo de las estructuras y el funcionamiento del complejo craneofacial. Sin embargo, los cambios en el modo de respiración son comunes, especialmente en niños, lo que lleva a la respiración por la boca.

Las causas de los cambios en el modo respiratorio se clasifican en:

  • Obstructivas: desviación del tabique, presencia de cuerpo extraño, hiperplasia de la mucosa, hiperplasia de las amígdalas faríngeas o palatinas.
  • No obstructivas: hipotonía de los órganos fonoarticulatorios y/o respiración oral habitual.

Estos cambios pueden impedir el paso del aire a través de las fosas nasales haciendo que el niño respire por la boca. Esto provoca un desequilibrio general del sistema estomatognático y del resto de funciones vitales (succión, masticación y deglución). Además, quienes respiran por la boca también pueden presentar alteraciones en el habla, la voz, la postura corporal (inclinación del cuerpo hacia delante, brazos hacia atrás y pies en inversión para lograr el equilibrio) y disfunciones sensoriales (alteraciones en el olfato, gusto y audición).

Si nuestro niño es respirador oral ….

La masticación y la deglución son las funciones que mayormente pueden sufrir alguna alteración en el niño que es respirador oral:

  • las estructuras implicadas en dichos procesos (musculatura y órganos fonoarticulatorios) pueden verse alteradas observándose movimientos compensatorios de la cabeza, tensión en los músculos faciales y escape de alimentos.
  • En algunos casos, los niños no pueden masticar correctamente los alimentos debido a la necesidad de respirar, pues al abrir la boca para hacerlo, se producen adaptaciones y desequilibrios de las estructuras orofaciales que comprometen la masticación y la deglución, generando dificultades para comer.
  • El tiempo de masticación del respirador oral es más rápido que el del niño que respira por la nariz. El niño respirador oral debe mantener libre el paso del aire por la boca para poder respirar. Así, al ingerir alimentos, es necesario tragarlos rápidamente para liberar el paso de aire por la boca para volver a respirar. 
  • Es probable que los respiradores orales presenten una masticación unilateral (en un solo lado) y esto se explica porque este tipo de respiración puede producir cambios en las estructuras del sistema estomatognático dependiendo del grado de severidad y del tiempo de interferencia. Hay que tener en cuenta que el tipo de masticación ideal y responsable de la existencia de un equilibrio orofacial es el patrón de masticación bilateral alternada (en ambos lados)

Ante las dificultades expuestas, los niños con respiración oral pueden  generar una reducción en el nivel de funcionalidad debido a agitación, falta de atención, trastornos del sueño, dificultad para realizar actividades que requieran esfuerzo físico y cambio postural según la progresión de la afección. Por ello, puede repercutir en la disminución en las actividades de la vida diaria, educativas y de ocio; en su calidad de vida.

Consejos para prevenir la respiración oral …

  1. Alimentar al bebé con el pecho materno por lo menos durante 6 meses. De esta manera el niño se acostumbra a respirar por la nariz y desarrolla una base ósea sólida para el nacimiento de los dientes temporales y permanentes.
  2. Evitar que el niño use biberón y chupete durante mucho tiempo.
  3. Observar si el niño duerme con la boca abierta.
  4. Mantener las narinas del niño bien higienizadas.
  5. Introducir alimentos duros y fibrosos en la dieta del niño para estimular el desarrollo de la masticación propiciando así el crecimiento armónico de los huesos de la cara y un favorable tono muscular.
  6. Tratar adecuadamente los resfriados y rinitis para evitar los procesos inflamatorios crónicos que derivan en amígdalas y adenoides hipertróficas.

Considerando que la niñez es una etapa de la vida importante para el desarrollo cognitivo, motor y social del individuo; es relevante darle la importancia que tiene la respiración oral en un niño.

Desde el área de logopedia se realiza una valoración exhaustiva que nos permite conocer sus alteraciones y si existe la posibilidad de un tratamiento que nos permita modificar el patrón respiratorio del niño hacia un respirador nasal. 

Si crees que tu hijo puede tener un patrón respiratorio oral o alguna alteración de la masticación, deglución o el habla, el equipo de logopedia estará encantado de poder ayudaros.