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Falta de sensibilidad en el lado afecto tras una lesión neurológica

Cuando una persona sufre una lesión neurológica, como un accidente cerebrovascular (ACV) o una lesión medular, las secuelas que se experimentan pueden ser muy variadas. Una de las más frecuentes es la falta de sensibilidad en el lado afecto del cuerpo. Esta consecuencia afecta a la calidad de vida de las personas, ya que impide que la persona sea consciente de los estímulos táctiles en una parte del cuerpo concreto.

¿Qué significa esta falta de sensibilidad?

Este proceso ocurre cuando el cerebro no puede procesar de manera adecuada los estímulos sensoriales en la parte del cuerpo afectada. Esto puede darse de varias formas: 

  • Anestesia: ausencia total de percepción táctil.
  • Hipoestesia: reducción en la capacidad de percibir estímulos.
  • Parestesia: sensaciones anormales, como hormigueo, que pueden ser incómodas o dolorosas.
  • Alodinia: presencia de dolor ante un estímulo que normalmente no lo provoca.

Esta falta de sensibilidad puede manifestarse de diferentes formas y no tienen por qué ir todas de la mano, esto es algo que dependerá de cada persona. Existen diferentes tipos de sensibilidad: 

  • Temperatura (frío o calor). Capacidad para discriminar variaciones en la temperatura. Esto puede generar consecuencias, como una quemadura sin que la persona sea consciente de ello.
  • Sensación de dolor, por ejemplo, con un corte o, como se comentó en el anterior apartado, una quemadura.
  • Tacto profundo, que es la capacidad de percibir presión en una zona del cuerpo.
  • Tacto superficial, es la capacidad de percibir texturas u objetos en una zona del cuerpo. Dentro de este apartado, podemos valorar diversas formas:
    • Grafestesia, que es el reconocimiento de la escritura en la piel por la sensación del tacto
    • Capacidad para sentir los estímulos vibratorios
    • Discriminación entre dos puntos, que es la capacidad para distinguir dos estímulos cuando estos se presentan simultáneamente de la misma manera.
    • No diferenciar entre diferentes formas (estereoagnosia). Por ejemplo, en la vida cotidiana a la hora de coger algo, no diferenciar si estás cogiendo un cepillo de dientes o un peine..
  • Propiocepción, que es la capacidad de percibir la posición y la orientación de las partes del cuerpo en el espacio.

¿Qué podemos hacer para trabajarlo?

Nuestro objetivo va a ser mantener o restaurar la representación cortical de la mano y recuperar el uso funcional de la misma. Hay personas que no vuelven a sentir el mundo como lo hacían antes y será necesario aprender a hacer las actividades de forma diferente.

La rehabilitación se empieza ante cualquier tipo de alteración sensitiva. A los terapeutas ocupacionales les corresponde adaptar el ritmo del tratamiento, desde el reconocimiento de las texturas, las formas…hasta una discriminación táctil lo más precisa posible. 

En fases agudas, es cuando el cerebro tiene mayor capacidad de neuroplasticidad, por lo que realizamos y utilizamos diferentes técnicas y estrategias para realizar un re-entrenamiento sensorial. 

  • Trabajo de discriminación. 
    • Fase 1: se le dan a la persona diferentes texturas y una vez localizadas, debe analizarlas. 
    • Fase 2: en esta fase se añade complejidad a la anterior, pidiendo a la persona que añada otros parámetros: temperatura, textura, forma y/o pesos.
    • Fase 3: en esta fase empleamos objetos habituales que utilizamos en nuestra vida diaria para tratar de reconocerlos o describirlos de la forma más precisa.
  • Estimulación eléctrica: Cuyo objetivo es producir la contracción de los músculos esqueléticos y así suplir o estimular el proceso fisiológico normal, permitiendo el mantenimiento de las funciones
  • Práctica masiva: Presentar estímulos repetidas veces para ayudar al cerebro a generar nuevas conexiones (neuroplasticidad). De esta forma, el trabajo de carga o de fuerza es un gran aliado para mandar estímulos propioceptivos al hemicuerpo afecto y mejorar la percepción sobre el mismo. 

La rehabilitación de la sensibilidad es un proceso complejo y complicado. En algunos casos, no se recupera la sensibilidad previa, pero sí se puede trabajar para recuperar la funcionalidad. En cualquier caso, es necesario una valoración exhaustiva por un Terapia Ocupacional especializado. Para cualquier duda, póngase en contacto con nuestro equipo. Extremos encantados de asesorarles.