En muchas ocasiones cuando tenemos un familiar o un conocido que ha tenido un ictus, observamos que ha recuperado la capacidad para caminar, y sin embargo no puede utilizar el brazo y la mano en sus actividades cotidianas.
Esto va a depender, en primer lugar, del territorio al que haya afectado el ictus; la gran mayoría de los ictus de origen isquémico ocurren en la arteria cerebral media, que involucra el movimiento del brazo y la pierna contraria. Además, durante el proceso de recuperación habrá que ayudar a la persona afectada a transferirse de la cama a la silla, a la silla de ruedas… En todos estos momentos la pierna se verá “reclamada” para empezar a “trabajar”. Por último, hay que tener en cuenta que el brazo tiene gran variabilidad de movimiento, y si hablamos de la incorporación de la mano en la actividad hemos de tener en cuenta que implica movimientos muy precisos. Por todo ello, se considera que, en general, es más difícil la recuperación del brazo que la de la pierna tras sufrir un ictus.
A continuación os dejamos un enlace a un artículo de la Red Menni de Daño Cerebral, en la que el Dr. Juan Marín nos lo explica: