La enfermedad de Parkinson (EP) es un trastorno de movimiento que afecta al sistema nervioso central y que se caracteriza por síntomas como: bradicinesia (lentitud del movimiento) o ausencia de movimiento, rigidez, temblor en reposo y pérdida de equilibrio.
Las manifestaciones clínicas de esta enfermedad pueden llevar a dificultades para caminar, hablar o realizar actividades de la vida diaria.
Frecuentemente cuando se recibe el diagnóstico, se comienza con el tratamiento en las disciplinas necesarias para mantener las capacidades lo máximo posible dentro del curso de la enfermedad, siendo el parkinson una enfermedad neurodegenerativa.
Sin embargo, es ya menos frecuente que se le preste la atención necesaria al manejo del paciente durante las 24 horas del día. Si bien es importante acudir a terapia y seguir el tratamiento farmacológico, también lo es seguir las pautas dadas por los profesionales para prevenir futuras complicaciones o retrasar su aparición todo lo que esté en nuestras manos.
En algunos casos, el propio paciente deberá ser el responsable de cumplir las pautas y en otros casos será su entorno el encargado de hacer que se cumplan las pautas, dependiendo de las capacidades de la persona diagnosticada.
¿Qué debería hacer si me han diagnosticado la enfermedad de Parkinson?
Es muy importante mantenerse activos y realizar actividad física de manera frecuente. El ejercicio aeróbico ha demostrado mejorar la actividad cerebral, la condición física, reducir la atrofia cerebral y mejorar el control cognitivo en personas con EP. El fisioterapeuta neurológico te puede ayudar a dosificar el ejercicio y realizarlo de una forma segura.
¿Qué puedo hacer para ayudar a mi familiar con la enfermedad de Parkinson?
- Prestar atención al posicionamiento en reposo. De manera frecuente las personas con Parkinson,debido a la rigidez con la que cursan, tienden a inclinar su tronco y cuello hacia un lado o a colocar su tronco flexionado hacia delante. Para retrasar la aparición de dicha rigidez, se deben evitar esas posiciones mantenidas en el tiempo. Por lo tanto, habrá que buscar que nuestro familiar esté en una posición lo más alineada posible durante todo el día, esto incluye: cuando está sentado para comer, cuando está descansando sentado, a la hora de acostarse para dormir, etc. Como es lógico, la altura, profundidad y posición de las sillas facilitarán o dificultarán la buena alineación. Los terapeutas podrán enseñarte a posicionar a tu familiar y a modificar el entorno para ayudarles a mantener una buena alineación.
- Si tiene dificultades para levantarse hay varias formas de ayudarle:
- Partir de una posición que facilite a sus músculos realizar el movimiento de una manera más eficaz. Para ello le guiaremos para que se siente sobre el borde de la silla, que lleve sus pies hacia atrás ( talones más atrás que las rodillas) y que desplace su tronco hacia delante. Los brazos pueden colocarse sobre la silla o sobre algo situado delante (una mesa por ejemplo) de forma que se pueda ayudar con ellos y le facilite el desplazamiento de peso hacia delante y hacia arriba.
- Escoger sillas que le resulten más sencillas para levantarse: por lo general que no sean demasiado bajas ni blandas. Las superficies blandas van a favorecer que la posición sea menos correcta y la musculatura se active menos, dificultando mantener un buen posicionamiento corporal sentado y realizar la transferencia de sentado a de pie.
- Si en su caso necesita además ayuda de otra persona, es importante que no le levanten tirando de sus brazos hacia arriba, ya que no es una forma eficiente, pueden lastimarse pacientes y cuidadores y además, no permite que el paciente realice el esfuerzo activo durante la parte de la actividad que puede realizar. Frecuentemente guiando la dirección del movimiento (hacia delante con el tronco y después hacia arriba) son capaces de levantarse usando su propia fuerza.
- Si presenta bloqueos en la marcha, os contamos algunas alternativas para facilitar que sigan caminando. Dependiendo de cada persona le resultarán más efectivas unas u otras:
- Contar en alto (uno, dos, uno, dos..). Cuenta en alto y pídele que lo haga contigo.
- Colocar un pie por delante del suyo y pedirle que lo sobrepase.
- Colocar señales visuales en el suelo.
- Señales auditivas (metrónomo por ejemplo).
- Si presenta lentitud en el habla, debemos hacer las pausas que sean necesarias y darles el tiempo que necesiten para responder, sin hacer muchas preguntas a la vez (antes de que respondan no hacer una pregunta nueva). Además, si su volumen de voz es bajo se deben de buscar entornos sin ruidos ni distracciones que puedan dificultar la comunicación.
- Si presenta disfagia (dificultad para tragar) es necesario, además del tratamiento de logopedia para evitar atragantamientos y futuras complicaciones y tomar las texturas recomendadas por sus logopedas, buscar comer sin distracciones: no viendo la televisión, no hablando, etc.
- Adaptar el domicilio para buscar la mayor funcionalidad y seguridad. Para reducir el riesgo de caídas se deben, entre otras cosas:
- Eliminar las alfombras.
- Utilizar calzado que sujete bien el pie y que no arrastre (incluyendo las zapatillas de casa, chanclas, etc).
- Colocar los muebles de forma que queden espacios abiertos para reducir bloqueos.
- Colocar material antideslizante en la ducha o bañera.
- Ubicar los utensilios de sus actividades de la vida diaria en lugares fácilmente alcanzables.
Con las adaptaciones que sean necesarias para garantizar la seguridad, se debe fomentar desde el entorno de la persona diagnosticada que sea lo más funcional e independiente posible, continuando en la medida de lo posible realizando sus actividades de la vida diaria.
Es fundamental el trabajo interdisciplinar ( entre fisioterapeutas neurológicos, terapeutas ocupacionales , logopedas, neuropsicólogos y médicos) para a través del tratamiento y de las pautas individualizadas, afrontar las limitaciones asociadas a la enfermedad mejor preparados y mantener las capacidades el mayor tiempo posible.