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¿Qué tipo de cambios cognitivos son normales con la edad?

Con la edad, al igual que se va arrugando la piel y deteriorando los huesos y articulaciones, el cerebro también sufre cambios que son parte del proceso normal de envejecimiento. Por ejemplo, cuando pensamos en personas mayores, habitualmente les asociamos ciertos rasgos, como “son más lentos”, “son más olvidadizos”, “son más cabezotas” o “les gusta mucho la rutina”. Todos estos comentarios tienen su explicación dentro de los cambios cerebrales que produce el envejecimiento normal. Pero, entonces, ¿cuándo tenemos que empezar a preocuparnos? A continuación, vamos a intentar explicar esa respuesta.

CAMBIOS ESPERABLES CON LA EDAD: ENVEJECIMIENTO SALUDABLE

A medida que nos hacemos mayores, el cerebro, al igual que el resto de órganos, sufre cambios que suponen un peor funcionamiento, pero sin llegar a ser tan graves que puedan afectar a la independencia o a nuestra capacidad de llevar a cabo las tareas de nuestro día a día.

Como parte del envejecimiento normal, el cerebro pierde volumen y se reduce la densidad de las conexiones neuronales. Este deterioro afecta sobre todo al lóbulo frontal, que es la base anatómica de las funciones cognitivas más complejas o superiores. Concretamente, si no existe ninguna patología previa ni proceso neurodegenerativo, con la edad podemos esperar lo siguiente:

  • Lentificación de la velocidad de procesamiento. Mayor lentitud a la hora de pensar, necesitando más tiempo, por ejemplo, para recordar algo.
  • Capacidad de aprendizaje más reducida. Su memoria funciona más lento, por lo que necesitan mayor número de repeticiones para consolidar la información.
  • Disminución de la memoria de trabajo. Menor capacidad de hacer tareas mentalmente (manipulación y mantenimiento de información).
  • Disminución del control inhibitorio. Menor capacidad para desatender las cosas que no son importantes para lo que están haciendo o centrarse en una conversación. La reducción de esta capacidad también supone que hablan más sin tener filtro sobre lo que dicen en voz alta.
  • Disminución de la sensibilidad de los sentidos. Es habitual que se deteriore la vista y el oído.

La clave está en que este deterioro no supone un problema limitante para la persona. Por ejemplo, tardan más en recordar algo, pero es cuestión de pocos minutos y es capaz de sacarlo. No obstante, si comenzamos a observar dificultades que hacen que la persona, deberíamos plantearnos hacer una valoración de las funciones cognitivas para poder identificar a tiempo si es algo normal o no, porque puede que lo que estemos observando, sean las primeras etapas de una demencia o un deterioro cognitivo leve.

DETERIORO COGNITIVO LEVE (DCL)

El deterioro cognitivo leve (DCL) es considerado como una etapa inicial de las demencias, aunque en algunos casos, puede que ese deterioro no evolucione y se estanque. No obstante, la mayoría de casos de DCL avanzan hacia un deterioro más grave, por lo que, la intervención neuropsicológica en este punto es fundamental para retrasar dicha evolución y, en los casos en los que sea posible, revertirlo.

El DCL se caracteriza principalmente por quejas de memoria, que se confirman en las pruebas de evaluación de este dominio cognitivo con puntuaciones medias-bajas, pero el resto de funciones cognitivas funciona adecuadamente y no afecta a las actividades de vida diaria de la persona.

Puede existir otro tipo de DCL, en el que la función afectada no sea la memoria, sino la atención o las funciones ejecutivas. Igualmente, sería la afectación leve de una única función cognitiva, con la preservación del funcionamiento cognitivo general y mantenimiento de las actividades funcionales (utilización de medios de transporte, gestión del dinero, etc). 

Dependiendo del dominio cognitivo que se afecte inicialmente, hay mayor riesgo de avance hacia un tipo de demencia u otro; por ejemplo, las personas con DCL que afecta en primer lugar a memoria, es más probable que evolucionen hacia una Demencia tipo Alzheimer; mientras que si se afecta primero las funciones ejecutivas, hay mayor probabilidad de desarrollar una Demencia Frontrotemporal (DFT).

La evaluación neuropsicológica nos permitirá identificar adecuadamente si los cambios cognitivos que observamos en nuestro familiar adulto mayor son normales para su edad, o en cambio, deberíamos considerarlos comos signos de alerta de un posible deterioro cognitivo.