A menudo una de las demandas de los padres en consulta de neuropsicología es la disminución de los problemas de conducta en sus hijos como las rabietas, la desobediencia, el negativismo, etc. Ante la problemática, los padres se suelen preguntar como gestionar estos comportamientos.
Considerando la gran demanda de los padres ante la problemática mencionada, así como las posibles dificultades de adaptación del niño en el entorno derivados de su problema de conducta, a continuación se proporciona información sobre aspectos a tener en cuenta para reducir los problemas de conducta en niños.
PRIMER PASO: IDENTIFICAR NUESTRO ESTILO EDUCATIVO
La influencia del ambiente es relevante en la conducta de nuestros hijos, por lo tanto, el primer paso para comenzar a cambiar su conducta, es identificar nuestra pauta de crianza o estilo educativo.
Existen cuatro estilos educativos:
- El estilo democrático se caracteriza por padres exigentes y afectivos.
- El estilo permisivo por padres más afectivos que exigentes.
- El estilo autoritario por padres más exigentes que afectivos.
- El estilo indiferente por padres poco exigentes y poco afectivos.
Considerando que nuestro tema de interés es la reducción de los problemas de conducta, el estilo que más nos interesa identificar para cambiar es el permisivo. ¿Por qué? Porque es un estilo educativo en el que somos padres más afectivos que exigentes, no establecemos normas y límites, permitiendo que los deseos de nuestros hijos dirijan nuestra relación.
¿Y si el estilo educativo es el permisivo?
En el caso de identifiquemos que somos unos padres con estilo educativo permisivo, nuestro objetivo será cambiar nuestro estilo educativo al estilo democrático, ya que los niños que crecen con un estilo educativo permisivo presentan mayor tendencia a involucrarse en problemas de conducta. Asimismo, una sobreprotección de nuestro hijos puede originar otros efectos además de los problemas de conducta, como la inseguridad, la frustración, o una mayor tendencia a ser infelices.
El estilo educativo democrático es nuestro objetivo, es un estilo en el que los padres son exigentes, establecen normas y límites, y del mismo modo son afectivos con sus hijos, basándose más en el apoyo que en el castigo. La consecuencia de la implementación del estilo educativo será una baja incidencia en problemas de conducta junto con una buena competencia social.
SEGUNDO PASO: ESTABLECER NORMAS Y LÍMITES
Las normas y límites son un pilar fundamental para que nuestros hijos ganen seguridad y confianza en sí mismos, moldeen su temperamento y desarrollen un buen autocontrol para vivir adaptados en la sociedad.
Cuando nuestros hijos no tienen normas ni límites, no saben qué tienen que hacer ni que se espera de ellos, por lo tanto no saben que camino elegir, están perdidos. Del mismo modo, si hacemos las tareas por ellos y no facilitamos que se esfuercen para conseguir sus objetivos, les estamos sobreprotegiendo y por lo tanto inutilizando, no facilitando la asunción de su autonomía en el futuro.
Los niños que no aprenden a esforzarse, tienden a tener poca tolerancia a la frustración, ser inconstantes, no asumir la responsabilidad de sus actos, estar insatisfechos e infelices. Por consiguiente, nuestros hijos deben de aprender que junto con nuestros derechos van nuestras obligaciones, es decir, si cumplo las normas (obligación) podré disfrutar de mis privilegios (derechos).
TERCER PASO: ASPECTOS GENERALES DE NORMAS Y LÍMITES
¿Cómo deben ser las normas?
- Adecuadas a la edad del niño.
- Claras y concisas.
- Pocas, no más de tres.
- Los niños deben de conocerlas antes de aplicarlas.
- Se pueden negociar antes de consensuarlas, pero una vez establecidas siempre han de ser cumplidas.
Pautas generales a seguir:
- No ceder: tenemos que evitar que la conducta problema se mantenga y se refuerce.
- Hablar menos, actuar más: cuando no se está cumpliendo la norma, no es el momento de hablar.
¿Cuándo es el mejor momento para hablar?
Siempre cuando se encuentren calmados. Si se habla en el momento que se salta la norma, la conducta problema se reforzará.
En los niños con patología neurológica es frecuente que se presenten problemas de conducta, no obstante, cada niño es diferente y cada ambiente familiar es diferente.
Es necesario que un profesional adecuado, y formado sea quién valore la situación y establezca las estrategias adecuadas para combatir la conducta problema.