¿Por qué mi familiar se olvida de su lado izquierdo?
Muchos familiares vienen a una valoración acompañando a alguien que ha sufrido un ictus, o ha tenido un traumatismo craneoencefálico o un tumor cerebral, expresando una queja: “Es que no hay manera! Se le choca la mano todo el rato con la rueda de la silla, le digo que la suba, y sigue llevándola ahí… No lo entiendo…!” Es un comentario que se repite en multitud de ocasiones, y que enseguida nos hace sospechar de algo: el Síndrome de Negligencia Unilateral, más conocido como Heminegligencia. En nuestra entrada de hoy os hablaremos acerca de qué es, y os daremos algunas pistas para poder sospechar si esto es lo que le está ocurriendo a nuestro familiar; por último, os contaremos algunas recomendaciones básicas para poder ayudarle en el día a día.
La heminegligencia se define como la dificultad que presenta una persona para orientarse, actuar o responder a estímulos o acciones que ocurren en su lado izquierdo (o derecho, pero es menos frecuente), como consecuencia de una lesión en el hemisferio derecho del cerebro. Es decir, generalmente la lesión cerebral está en el lado contralateral al que se manifiesta el problema.
Esta lesión puede darse para varias modalidades perceptivas, siendo la visual una de las más estudiadas; y las manifestaciones clínicas pueden oscilar desde sutiles (en cuyo caso sólo un terapeuta experimentado podrá detectarlas) a alteraciones más significativas, como el ejemplo que os poníamos al principio del texto. En general, este cuadro clínico se produce por lesiones a nivel del lóbulo parietal, pero se ha visto también en lesiones en otras áreas cerebrales como el lóbulo frontal o el tálamo. En muchas ocasiones la Heminegligencia va acompañada de Hemianopsia, que consiste en la dificultad para ver en la mitad de nuestro campo visual.
En resumen, la heminegligencia es una dificultad que ocurre con frecuencia en lesiones cerebrales, y que implica un abordaje complejo desde el punto de vista terapéutico. Es fundamental la adopción de pautas de autocuidado y cuidado por parte del familiar “a medida”, puesto que potenciarán el tratamiento neurorrehabilitador y ayudarán al entorno familiar y social a “entender” mejor qué esta ocurriendo, favoreciendo una mejor calidad de vida para todos.