A mediados de la década de los 90, un equipo de investigadores liderados por Giacomo Rizzolatti descubrieron las neuronas espejo, que son un grupo de células nerviosas que se pueden activar de dos formas: ejecutando uno mismo la tarea, u observando a otra persona hacerlo. Por ejemplo: Imaginemos que nos cruzamos con una persona por la calle y esta levanta la mano en acción de saludo, seguramente responderemos a este gesto de la misma manera, gracias a la acción de las neuronas espejo.
Durante las investigaciones recientes, se ha descubierto que las neuronas espejo no solo están relacionadas con el comportamiento imitativo, sino también con el comportamiento empático y social. Al participar en el desarrollo de la empatía, las personas tienen la capacidad de percibir los sentimientos de los demás, comprendiendo así sus estados emocionales y ayudándolos a resolver sus problemas.
Por otro lado, el trastorno del espectro autista (TEA) se caracteriza por deficiencias persistentes en la comunicación social y la interacción social en múltiples contextos, incluidos los déficits de la reciprocidad social, los comportamientos comunicativos no verbales usados para la interacción social y las habilidades para desarrollar, mantener y entender las relaciones.
¿Qué relación tienen las neuronas espejo con el trastorno del espectro autista (TEA)?
Se ha planteado la hipótesis de que las dificultades en la empatía, la imitación, la comprensión social y la interacción social que a menudo se observan en personas con TEA podrían estar vinculadas con un funcionamiento atípico de las neuronas espejo. Algunas investigaciones han encontrado diferencias en la activación de estas neuronas en personas con TEA, planteando que un conjunto de síntomas podrían depender de una alteración del mecanismo de las neuronas espejo. Esta idea se conoce como la teoría del espejo roto.
Esta teoría puede ser útil en términos explicativos, pero no debe interpretarse como una explicación científica o una teoría formal. Actualmente no hay pruebas suficientes que respalden la teoría del espejo roto en su forma original. Sin embargo, sugieren que algo es diferente con respecto al sistema de neuronas espejo, ya sea dentro del propio sistemas o dentro de los sistemas que controlan la actividad de las neuronas espejo.
¿SE PUEDE TRABAJAR LA COMUNICACIÓN E INTERACCIÓN SOCIAL?
El logopeda puede desempeñar un papel muy importante en el tratamiento de las deficiencias persistentes en la comunicación e interacción social, contribuyendo a mejorar su calidad de vida y su participación en la sociedad.
Algunas maneras en las que un logopeda puede ayudar a una persona con TEA son:
- Trabajar el desarrollo del lenguaje comprensivo y expresivo, fomentando el uso de palabras y oraciones para expresar necesidades, deseos y emociones.
- Utilizar sistemas alternativos de comunicación como imágenes, pictogramas o dispositivos de comunicación aumentativa y alternativa (CAA), si fuese necesario.
- Trabajar el uso de gestos, expresiones faciales y posturas corporales para mejorar la comunicación no verbal y ayudar al niño a interpretar las señales sociales de los demás.
- Mejorar las habilidades pragmáticas. Generalmente tienen menos iniciativa para comenzar acercamientos e intercambios comunicativos con sus iguales y suelen manifestar una incoordinación entre lenguaje verbal y no verbal. Las conversaciones más fluidas están relacionadas con sus intereses.
En el caso de que sean niños, se trabajará a través del juego, mientras que con los adultos se utilizan tareas de pragmática y comprensión del entorno social adecuadas a sus características.
Aunque todavía se necesita más investigación y los estudios hasta el momento son poco concluyentes, todo parece indicar que existe la posibilidad de que la teoría de las neuronas espejo explique las dificultades que una persona autista presenta en la esfera social, especialmente en lo que respecta a la dificultad comprender y empatizar de forma recíproca.