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Fisioterapia Neurológica: síndrome de Guillain-Barré

El síndrome de Guillain-Barré es una polirradiculopatía en la cual el sistema inmunitario daña los propios nervios, llegando a ser la causa más común de parálisis flácida. Las manifestaciones clínicas suelen comenzar con un entumecimiento y debilidad de las piernas que avanza de una forma progresiva, pudiendo llegar a causar tetraplejia al cabo de unos pocos días.

¿A cuánta gente afecta el síndrome de Guillain-Barré?

Se estima que afecta a un número aproximado de entre 0,5 a 2 personas por cada 100.000 habitantes. El riesgo de desarrollar el síndrome de Guillain-Barré en algún momento de la vida es de 1 entre 1000, siendo ligeramente más frecuente en hombres que en mujeres.

Manifestaciones clínicas En la mayoría de los casos, antes de que se manifiesten los síntomas neurológicos, los pacientes presentan alguna enfermedad infecciosa (frecuentemente una infección respiratoria o gastroenteritis) que se sigue de una debilidad progresiva de las extremidades inferiores

En general, la presentación clínica común de un síndrome de Guillain-Barré se caracteriza por:

  • Debilidad progresiva de brazos y piernas.
  • Alteración de la sensibilidad.
  • Arreflexia o hiporreflexia (disminución o ausencia de algunos reflejos).
  • Progresión de los síntomas durante un mes: en el 50% de los casos se alcanza la mayor debilidad a las 2 semanas, en el 80% a las 3 semanas, y en el 90% al mes.
  • Simetría de la debilidad y pérdida de la sensibilidad.
  • Dolor en brazos o piernas.
  • Desarrollo de debilidad facial en el 50% de los casos.
Fuente: Pixabay

Sin embargo, este síndrome no siempre se presenta de la misma forma: hay variedad en cuanto a los signos y síntomas motores y sensitivos, y en cuanto al área del cuerpo que se ve afectada.

En cuanto al diagnóstico, se realiza a partir de la presentación clínica y del hallazgo de signos de polirradiculoneuropatía en estudios de la conducción de los nervios y con el análisis del líquido cefalorraquídeo. En los casos en los que la presentación de síntomas no es la habitual, o en las fases iniciales de la enfermedad (en las que no aparecen todavía los signos en los estudios de conducción y análisis), puede resultar más difícil la confirmación del diagnóstico.

Tratamiento Guillain-Barré

El tratamiento requiere un abordaje médico general y un tratamiento inmunológico.  En las etapas iniciales se realiza un seguimiento médico para monitorizar si existe insuficiencia respiratoria, arritmias cardíacas, disfagia, hipotensión, hipertensión, etc.

Se recomienda comenzar con la fisioterapia y la terapia ocupacional ya a nivel hospitalario para mantener los rangos articulares, prevenir patologías y dolor asociados al reposo y comenzar de forma temprana con la rehabilitación.

Desde el área de Fisioterapia se trabaja para mejorar a nivel motor y sensitivo:

  • Recuperación de fuerza.
  • Mejora de la sensibilidad.
  • Control motor.
  • Coordinación.
  • Tolerancia a la fatiga.

En el área de Terapia Ocupacional se encargan de recuperar la funcionalidad a través de:

  • Entrenamiento de las actividades de la vida diaria.
  • Ortesis tanto para evitar complicaciones asociadas a la falta de movilidad (órtesis de reposo) como para facilitar la participación en las actividades de la vida diaria (órtesis funcionales).
  • Adaptaciones del entorno para permitir que realicen las actividades de forma independiente.

Desde Logopedia se trabaja para mejorar la hipomimia y la movilidad facial a través de:

  • Terapia miofuncional.
  • Ejercicios funcionales.
  • Electroestimulación (si la afectación del nervio facial no es demasiado grave).

En su conjunto, los profesionales trabajan en equipo desde las distintas áreas para mejorar la calidad de vida del paciente y su entorno.

Pronóstico Guillain- Barré

El pronóstico de recuperación es favorable, hasta un 87% de los pacientes presentan una recuperación total o con déficits leves, persistiendo frecuentemente la sensación de entumecimiento, dolor o fatiga.

Las principales secuelas que pueden persistir y asentarse tras el pico de máxima recuperación son: la fuerza en las manos, el rango de movimiento de los codos, o la capacidad para levantar la punta del pie durante la marcha. En estos casos es útil la adaptación de las actividades a través de órtesis.

Es importante comenzar la rehabilitación lo antes posible, ya que durante el primer año tras el síndrome se consigue una mayor recuperación, y por lo tanto más probabilidades de alcanzar la mayor funcionalidad y calidad de vida posible.