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Esclerosis múltiple y ejercicio físico

En los últimos años la rehabilitación neurológica ha cambiado el enfoque de abordaje de los pacientes, que han pasado a ser parte activa de su recuperación, siendo la participación y relación con su entorno el objetivo último del proceso de rehabilitación.

Este cambio ha repercutido directamente en los pacientes con ESCLEROSIS MÚLTIPLE (EM), quienes, por las características de su patología, recibían un tratamiento pasivo y de baja intensidad, pues se pensaba que de lo contrario, se verían afectados negativamente los síntomas y la evolución de la enfermedad. 

¿QUÉ CARACTERIZA A LA ESCLEROSIS MÚLTIPLE?

La EM es una enfermedad neurodegenerativa del sistema nervioso central (la médula espinal y el cerebro), que afecta a la vaina de mielina que recubre las neuronas, repercutiendo en la conducción del impulso nervioso. 

Algunos de los síntomas más frecuentes son la debilidad generalizada, dificultades en la coordinación, una fatiga excesiva, problemas de equilibrio, alteraciones visuales, temblor, espasticidad o rigidez muscular, trastornos del habla, problemas urinarios e intestinales, hipersensibilidad al calor, y trastornos cognitivos entre otros.

LOS SÍNTOMAS PARECÍAN AGRAVARSE

Uno de los motivos principales que llevaba a desaconsejar el ejercicio era la presencia de fatiga que caracteriza a la enfermedad y que tras la realización de un esfuerzo físico se veía incrementada notablemente. Esto no sólo se ha visto que no es así, sino que se ha podido apreciar que este síntoma mejora, como os contaremos más adelante. 

El incremento de la temperatura corporal que se produce con el ejercicio se creía también que produciría un empeoramiento de los síntomas del paciente (pues ralentiza la conducción nerviosa); sin embargo, se ha objetivado que este agravamiento remite en cuanto el paciente descansa.

LAS RECOMENDACIONES ACTUALES 

Tras numerosas investigaciones, se ha revelado que resulta seguro y beneficioso para las personas con esclerosis múltiple realizar ejercicio físico regular, incluyéndose como parte de los hábitos saludables que son recomendables para este tipo de sujetos.

Es importante destacar que no se ha demostrado hasta la fecha que el ejercicio ralentice la evolución de la enfermedad o afecte al pronóstico de la misma; por eso, los programas de ejercicio terapéutico irán enfocados a evitar el sedentarismo y desacondicionamiento, claves para reducir el riesgo de aparición de numerosas comorbilidades. 

Además, el ejercicio terapéutico, programado y supervisado por un fisioterapeuta con formación específica,presentará numerosos beneficios en personas con EM, como por ejemplo: 

  • Reducción de la sensación de fatiga, motivada por la mejora de la capacidad cardiorrespiratoria y la fuerza muscular.
  • Mejoras de la movilidad y la estabilidad postural, debido al incremento de la fuerza muscular y la flexibilidad. Esto se traduce en un aumento de la participación e independencia en las diferentes actividades de la vida diaria; así como en una reducción del riesgo de caída.
  • Mejora de la función pulmonar.
  • Beneficios sobre el sistema inmune, mediante la liberación de citoquinas antiinflamatorias, que podrían resultar favorables para el curso de la patología.

Nuestra experiencia profesional nos ha hecho ver que las personas que realizan ejercicio físico padeciendo esclerosis múltiple, no solo mejoran sus síntomas, sino que además se encuentran más motivados a la hora de enfrentar su condición, y son personas que mantienen su nivel de independencia funcional durante más tiempo.

Si conoces a alguien que pueda necesitar este tipo de adaptaciones contamos con profesionales especializados que pueden ayudarte. Además tenemos a disposición un listado con distintos talleres donde se realizan estas adaptaciones.