En ocasiones, debido a una patología o lesión neurológica, se pautan sillas de ruedas para que las personas puedan desplazarse por el entorno de forma autónoma. Su manejo no es sencillo y, por ello, en el blog del día de hoy os queremos destacar por qué es importante su entrenamiento y por qué lo hacemos desde un enfoque de Terapia Ocupacional.
En primer lugar, según el Marco de Trabajo de la Terapia Ocupacional, recoge como Actividad de Vida Diaria (AVD) la movilidad funcional. ¿Qué incluye la movilidad funcional? “Moverse de una posición o lugar a otro…, tales como moverse en la cama, moverse en silla de ruedas, y las transferencias (por ejemplo, sillas de ruedas, cama, coche, bañera, inodoro, bañera/ducha, silla, piso).”
De esta manera, el terapeuta ocupacional posee los conocimientos necesarios para entrenar tanto la transferencia hacia la silla de ruedas como su uso en interiores y exteriores. Hoy nos centraremos en el uso de sillas de ruedas eléctricas.
Las sillas de ruedas eléctricas son muy útiles en exteriores, sobre todo para recorrer largas distancias. Este tipo de sillas tienen cobertura por la seguridad social, por ello tienen que ser recetadas por un médico rehabilitador. Se les pueden poner accesorios extra para adaptarse al máximo a las necesidades de la persona usuaria.
Para que la persona pueda manejar de forma autónoma la silla eléctrica, debemos de tener en cuenta:
- Capacidad visual que permita el manejo de sillas de ruedas eléctricas y ello no suponga un riesgo añadido para su integridad y la de otras personas.
- Capacidad cognitiva que permita el manejo de sillas de ruedas eléctricas, teniendo en cuenta que es importante la capacidad de supervisión, gestión de riesgos, capacidad para planificar el movimiento e intención de dirigirse a un sitio concreto. Puede parecer que estas capacidades son exclusivas de la población adulta, pero el entrenamiento de dispositivos eléctricos en niños ha demostrado ser beneficioso para el desarrollo de sus capacidades: cuando nuestras capacidades motoras no nos permiten explorar el entorno que nos rodea, es importante ofrecerles hacerlo a través del dispositivo adecuado, para fomentar su desarrollo intelectual y conexión con el entorno. Existen numerosas adaptaciones fuera de la silla de ruedas eléctrica tradicional que promueven la participación de niños con limitaciones motoras.
Por otro lado, para su entrenamiento debemos de tener en cuenta:
- Ancho de la silla, incluyendo los accesorios que la persona usuaria necesita. Es importante calcular el espacio del que disponemos, porque es posible que los espacios en los que nos queramos mover (casa, cafeterías, colegio, etc) sean estrechos y una silla demasiado ancha nos impida pasar por determinadas zonas.
- Velocidad de la silla, adecuándose a los entornos y contexto donde la persona participe, regulándola según sea necesario.
- Sensibilidad de los controles del mando, ya que se pueden adaptar en función de las capacidades de la persona usuaria. En las personas con dificultad para realizar movimientos controlados y / o coordinados, adaptar la sensibilidad de los controles permitirá que se desplacen de forma segura.
- Tipos de controles. Aunque el primero que se os pueda venir a la cabeza sea el típico control manual, ¡existen múltiples adaptaciones! Desde controles a través del mentón, pulsadores situados en la zona del cuerpo que a la persona le sea más sencillo controlar… Los terapeutas ocupacionales estudian según las capacidades de cada persona qué tipo de control será el más adecuado.
Además, en casos en que la personas no pueden manejar la silla de forma autónoma en alguno de sus entornos y contextos, el entrenamiento de la silla se puede realizar con la persona cuidadora de referencia.
Si tienes limitaciones en la movilidad y crees que una silla eléctrica puede ayudarte a moverte de forma independiente, nuestro equipo de Terapeutas Ocupacionales estará encantado de asesorarte