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Dolor de hombro en personas con lesión medular

Nuestros hombros, no están diseñados ni preparados para tener que soportar nuestro peso corporal durante nuestra vida diaria, ya que caminamos con las piernas, y estas son las que más peso corporal soportan a lo largo de nuestra vida. Pero, ¿y cuando no es así?

Tras haber sufrido una lesión medular, en función del nivel y de la clasificación (completa o incompleta), nuestros hombros pasan a ser una parte prioritaria de nuestro cuerpo, ya que van a ser como nuestras piernas, y gracias a ellos se llegarán a realizar múltiples actividades de la vida diaria como: 

  • La gran mayoría de las transferencias: de la silla de ruedas a la cama, a la silla de aseo, al baño, al suelo, a la silla de deporte, a la piscina, a la tumbona, al sofá, etc.
  • Las famosas pulsiones en la silla de ruedas para evitar las tan temidas úlceras de presión.
  • Los alcances altos que haya que realizar desde la altura que la silla permita: estirarse a por un vaso, colocar algo en un sitio un poco más alto en la estantería, a tocar un timbre, etc. 

Todas estas funciones que realizan los hombros tras haber sufrido una lesión medular, no estaban dentro de sus planes, por lo tanto, si no se les enseña la forma correcta de hacerlo, pueden aparecer complicaciones asociadas como el dolor, y este puede afectar perjudicialmente a la funcionalidad de la persona y como consecuencia a su autonomía.  

La fisioterapia tiene un papel muy importante en cuanto al manejo de este dolor, pero sin duda alguna es prioritaria a la hora de realizar un trabajo preventivo del mismo, es decir, actuar antes de que ese dolor aparezca, enseñando a los hombros a realizar las nuevas funciones que se le asignaron, de la mejor forma, como:

  • Mantener rangos de movilidad articular, permitiendo esto mayor autonomía a la hora por ejemplo de realizar cualquier tipo de actividad que implique un trabajo de brazos por encima de la cabeza (peinarse, vestirse, deportes/hobbies, tareas del hogar, etc.)
  • Trabajo de fuerza de la musculatura de miembros superiores y tronco superior, de forma coordinada con un trabajo de resistencia, teniendo esto un resultado muy beneficioso en la tolerancia a la fatiga, y aumentando la independencia ya que se podrá mantener una exigencia mayor en las actividades de la vida diaria, donde  los brazos/hombros responderán de forma más eficaz (por ejemplo, al ir de paseo, poder estar más tiempo sin que aparezca la fatiga en brazos, poder hacer desplazamientos más largos y al volver a casa no sentir tanta fatiga, mayor agilidad en transferencias más exigentes, etc.)
  • Higiene postural, buscando mayor conciencia de la postura a la hora de realizar movimientos muy repetitivos, los cuales pueden llegar a desencadenar complicaciones como el dolor a largo plazo (por ejemplo, una posición de hombros enrollados y cifosis pueden aumentar mucho la presión en cierta zona concreta en el hombro a la hora de realizar las pulsiones en las transferencias). Enseñar la manera correcta de hacerlo y el aprendizaje de la técnica más segura y eficaz, siempre individualizando a cada persona y a cada lesión.

Entonces, ahora, después de esta información, podemos concluir afirmando que, si supiésemos que nos iban a tirar en medio del mar, seguramente la gran mayoría de nosotros hubiese decidido aprender a nadar, pero como nadie nos lo advirtió pasó lo que ya hace muchos años dijo el filósofo Seneca, y es que cuando se está en medio de las adversidades, ya es tarde para ser cauto. 

Por eso, nosotros queremos reflejar en el post de hoy la importancia de prevenir el dolor de hombro en personas con lesión medular y del papel de la fisioterapia en ello. Porque nos gusta más terminar diciendo: ¡Antes que nada, la preparación es la llave del éxito!