Seguro que a muchos os suenan frases del tipo “mi hijo solo come purés”, “me paso toda la mañana cocinando para nada”, “mi bebé no quiere probar alimentos nuevos”… que muestran algunas de las dificultades o los problemas relacionados con la alimentación infantil.
¿Qué consecuencias tienen?
Existen estudios que afirman que aproximadamente el 25% de los niños en edad infantil presentan problemas con la alimentación; y más aún cuando hablamos de niños con alteraciones del neurodesarrollo, en dónde se eleva hasta un 80%.
Como consecuencia de ello, las dificultades en la alimentación infantil tienen una repercusión negativa no sólo en el desarrollo del niño/a y en su relación con la comida; sino también en la familia, que se encuentra ante una situación compleja y estresante.
Aún así, es importante tener en cuenta que los niños pasan por diferentes tipos de alimentación durante su desarrollo y aprendizaje, por lo que podemos encontrarnos con dificultades en diferentes momentos de todo este proceso y de diferente importancia e intensidad:
- Dificultades con el agarre del pecho/biberón que provocan tomas complicadas.
- Dificultades con el uso de la cuchara: puede ocurrir que la cuchara resulte más grande que la boca del niño, que ésta sea de difícil agarre o que al ser una pre-cuchara al niño le resulte difícil recoger todo el alimento.
- Dificultades con el uso del vaso: cuando el niño está acostumbrado a beber por un biberón o por un vaso tipo biberón, puede que cuando cambie al vaso “de mayores” se le escape el líquido porque le resulta difícil o no sabe hacer un buen sellado contra el borde.
- Rechazo por algunos alimentos en niños con dificultades de base más sensorial: hay niños a los que puede que no les guste la textura del alimento, la sensación que le ofrece en la boca, o incluso que el sabor les resulte desagradable y presentan una selectividad alimentaria.
- Dificultades para realizar el proceso de masticación: este es un proceso complejo que requiere de una buena coordinación y funcionalidad de toda la musculatura implicada, por lo que a algunos niños les cuesta realizar los movimientos de la lengua, de la mandíbula, o el cierre de los labios.
- Presencia de conductas disruptivas: tirar los alimentos al suelo, escupirlos, negarse a probar alimentos nuevos, pedir ayuda para comer… Todas ellas pueden ser llamadas de atención que el niño utilice para negociar con los papás y conseguir lo que quiere.
¿CÓMO PODEMOS ACTUAR?
- Para las dificultades con el agarre del pecho/biberón será muy importante solicitar una valoración logopédica que ayude a identificar el origen de esa dificultad (ej.: frenillo lingual corto) por si fuera necesario realizar un tratamiento logopédico específico combinado con unas recomendaciones para las mamás.
- Para las dificultades con el uso de la cuchara se puede optar por utilizar cucharas de metal pequeñas, con bordes suaves y redondeados, más bien planas y con un mango redondo y pequeño.
- Para las dificultades con el uso de vaso, a partir de los 6 meses la mejor opción es ofrecer al niño un vaso con/sin asas, abierto y pequeño para que su mandíbula regule el rango de movimiento, su lengua se desplace hacia atrás y que también sea consciente de la cantidad de fuerza que necesita hacer con los labios.
- Para solucionar el rechazo por algunos alimentos la mejor opción será que desde el inicio de la alimentación complementaria se le dejen explorar los diferentes alimentos que le ofrecemos, se le presenten de manera agradable y, en ningún caso, se le obligue a comer lo que le ofrecemos; además, también sería recomendable acudir a un terapeuta ocupacional para realizar una valoración que determine el origen de esas dificultades sensoriales.
- Para las dificultades con el proceso de masticación la mejor opción será acudir a un logopeda especializado para que determine el estado de las estructuras implicadas en el proceso masticatorio y recomendar, si fuera necesario, el inicio de un tratamiento logopédico específico.
- Para la presencia de conductas disruptivas la mejor opción será contactar con un especialista en materia (terapeuta ocupacional o psicólogo) que nos aconseje cómo actuar; pero también se debe de sentar al niño a la mesa en su trona junto con la familia, para que forme parte activa del proceso.
En definitiva, detectar de manera temprana el origen de estas dificultades en la alimentación infantil y evitar así su empeoramiento, es fundamental para alcanzar un desarrollo exitoso de la alimentación. Si te encuentras ante alguna situación de estas o conoces a alguien a quien le pase, ¡no dudes en contactar con nuestros logopedas para que os ayuden! Ellos os guiarán y proporcionarán las herramientas más adecuadas para que el peque avance en su desarrollo y en el aprendizaje de funciones cada vez más complejas