Las personas que presentan una hemiparesia como causa de un daño cerebral, a menudo, presentan dificultades en la coordinación de ambos miembros superiores. Esto supone una limitación importante si tenemos en cuenta que la mayoría de las actividades de la vida diaria involucran la participación de las dos manos para ser ejecutadas.
En los últimos años, un amplio número de estudios se han centrado en investigar cuál puede ser la mejor terapia para abordar este déficit. Entre ellas, la terapia intensiva bimanual ha mostrado resultados especialmente satisfactorios, entre los cuales podemos destacar:
- Mejora de la coordinación bimanual y orientación espacio-temporal.
- Mejora la cantidad y calidad de uso de la extremidad superior afecta.
- Mayor participación de la extremidad superior afectada en la ejecución de tareas funcionales de la vida diaria.
- Permite una reorganización cortical después de la intervención favoreciendo la plasticidad neuronal.
- Los resultados pueden llegar a mantenerse hasta 6 meses post-intervención.
Pero, ¿en qué consiste entonces la terapia bimanual? Como su propio nombre indica es un programa de entrenamiento funcional de ambas manos para conseguir mejorar la independencia y la capacidad de realización de actividades en personas que presentan deficiencias en el uso de una de sus extremidades superiores. Además, produce un aumento en el número y calidad de actividades diarias que puede realizar favoreciendo además su autoestima y motivación.
Las actividades que van a llevarse a cabo durante el programa han de ser personalizadas y motivantes para el usuario, formar parte de sus actividades de la vida diaria e ir en función del nivel de complejidad que la persona puede gestionar en cada momento. Serán actividades funcionales, que van de menor a mayor complejidad y se basan en las necesidades de cada persona, donde el rol de la extremidad afecta varía: manipulación, estabilización, realización de la actividad total o parcialmente…
Algunas de estas actividades pueden ser abrir y cerrar una botella, llenar un vaso con agua y beberlo, abrir y cerrar un estuche y sacar los lápices, pelar fruta, doblar un papel y cortarlo, llenar un cubo de arena con una pala, hacer la cama, atar y desatar unos cordones…
Por otro lado, es importante tener en cuenta que también involucran directamente a la familia y/o cuidadores ya que es el entorno donde el paciente va a practicar las actividades propuestas.
En cuanto a la dosificación de dicho programa, existen diferentes protocolos siendo el más extendido el elaborado por Gordon 2006, que nos habla de 90 horas de dosis total o su realización durante 15 días para conseguir resultados óptimos, pero debemos tener en cuenta que es necesaria una valoración previa de cada usuario para pautar la dosis ideal en cada caso. Al finalizar la intervención, se lleva a cabo una nueva evaluación por parte del profesional y en su caso se fijan nuevos objetivos.
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