La Enfermedad de Parkinson tiene como síntomas principales alteraciones de tipo motor. Es por ello que cuando se piensa en esta patología, las asociamos al trabajo de los fisioterapeutas y los terapeutas ocupacionales. En el blog de hoy vamos a hablar de otro tipo de manifestaciones y que son igualmente tratables: las cognitivas y conductuales.
¿QUÉ ALTERACIONES COGNITIVAS O CONDUCTUALES SE ASOCIAN AL PARKINSON?
Como mencionamos anteriormente, las alteraciones motoras (temblor de reposo, rigidez e inestabilidad) son las más conocidas. No obstante, los síntomas cognitivos están presentes en el 93% de los pacientes. No existe un perfil específico, aunque sí que podemos decir que los problemas cognitivos más frecuentes suelen ser:
- Enlentecimiento. Por ejemplo: lentitud para pensar, responder o hablar, para captar sucesos que ocurren rápido.
- Reducción de la capacidad de mantener la atención y/o cambiar el foco atencional.
- Alteración de la memoria inmediata, que se manifiesta, por ejemplo, repitiendo frecuentemente la misma pregunta que le acabamos de responder.
- Disminución del control inhibitorio, o lo que es lo mismo, de la capacidad para poner un filtro a las cosas que decimos o hacemos.
- Disfunción ejecutiva. Esta manifestación incluye problemas en planificación, toma de decisiones y flexibilidad cognitiva.
- Alteración en habilidades visoespaciales. Esto supone dificultades en la percepción de líneas y figuras, lo cual es una limitación importante, por ejemplo, a la hora de conducir.
Por otro lado, también son habituales cambios en la conducta, como:
- Apatía. Hace referencia a la falta de iniciativa o indiferencia. La persona deja de proponer actividades, no inicia conversaciones o no comienza ningún tipo de conducta.
- Cambios de personalidad. La falta de control inhibitorio hace que el comportamiento de la persona cambie, puesto que la conducta se vuelve más desinhibida, dice comentarios que antes no haría, está más irritable y, a veces, se vive como que se ha vuelto más infantil. A este nivel puede ser que la apatía también se viva por parte de la familia y el círculo cercano como que el paciente ha cambiado su forma de ser, ya que si antes era muy activo, pasa a no hacer nada.
- Mayor distanciamiento social. Una de las consecuencias de los dos puntos anteriores es abandonar la vida social. Además, la presencia de los síntomas motores hace que muchas personas prefieran quedarse en casa.
Las alteraciones cognitivas pueden aparecer en cualquier punto de la enfermedad, incluso antes que los cambios motores. Por otro lado, al tratarse de un proceso neurodegenerativo,la probabilidad de evolución a demencia es alta. Es por ello que la precocidad de la intervención es fundamental para mantener un buen nivel de funcionamiento y retrasar la aparición del deterioro cognitivo lo máximo posible.
INTERVENCIÓN NEUROPSICOLÓGICA
El abordaje desde la neuropsicología se centra en diferentes objetivos, dependiendo del tiempo de evolución de la enfermedad y qué alteraciones están presentes. De forma general, podemos decir que el/la neuropsicólogo/a nos puede ayudar a:
- Tener mejor conocimiento y conciencia de las alteraciones cognitivas presentes. A diferencia de las alteraciones físicas, las cognitivas son difíciles de entender hasta para la persona que las sufre. Explicar qué dificultades existen a este nivel ayuda a entender los problemas del día a día y saber cómo gestionarlos es una parte fundamental de la intervención neuropsicológica.
- Aprendizaje de estrategias compensatorias. Cuando hay alteraciones cognitivas que limitan a la persona en su día a día y que no podemos reducir por el nivel de avance de la enfermedad, nuestro objetivo se centra en utilizar aquellas funciones cognitivas que están conservadas para que hagan de compensación. Por ejemplo, si he aprendido a que tengo un problema de atención y me cuesta seguir conversaciones, cuando quede con mis amigos voy a pedirles que apaguen el televisor de fondo, e intentaré repetir lo que he entendido para asegurarme de que les entendí bien.
- Mantener las funciones cognitivas. El deterioro cognitivo es una de las secuelas más frecuentes con el avance de la enfermedad. La realización de actividades diseñadas para trabajar funciones cognitivas concretas permite mantener el nivel de funcionamiento actual, retrasando la aparición del deterioro.
RECOMENDACIONES PARA FAMILIARES
Para abordar estas dificultades cognitivas os dejamos a continuación algunas recomendaciones que pueden ser útiles para familiares y personas cercanas de pacientes con Parkinson:
- Dejarle tiempo para que responda, sin interrumpirle, ni darle prisa. Si el enlentecimiento es muy marcado, intentar hablarle a su mismo ritmo, ya que es un indicador de a qué velocidad puede procesar la información.
- Indicar cuándo su conducta es inadecuada, sin culpabilizar ni avergonzar, puesto que lo que buscamos es que la persona sepa identificar, aunque sea de forma más artificial, en qué situaciones debe tener más cuidado con lo que dice o hace.
- Crear y/o mantener una rutina activa de tareas. Para evitar que la falta de iniciativa vaya reduciendo cada vez más las actividades que hace la persona, es recomendable establecer una rutina, donde se incluyan tanto tareas lúdicas como responsabilidades. No tiene que ser una imposición, si no más bien fomentar hábitos, donde hayan actividades que la persona disfrute, que sea responsable de alguna tarea; y sean beneficiosas para su salud, por ejemplo: caminar 40 minutos al día, tomar un café con los amigos/as, hacer tareas de casa, etc.
La evaluación e intervención neuropsicológica en casos de Parkinson permite adelantarnos al avance de la enfermedad, entrenando estrategias compensatorias para los problemas cognitivos existentes; así como mantener su nivel de funcionamiento el mayor tiempo posible.