En nuestra vida diaria nos movemos para realizar tareas, subimos las escaleras, nos agachamos, bajamos y subimos cuestas… En ocasiones, estas actividades pueden estar limitadas, bien por una patología, bien por envejecimiento o por hábitos como el sedentarismo. En el blog del día de hoy, os comentaremos en qué consiste la movilidad funcional, qué repercusiones tiene en nuestro día a día y cómo podemos abordarlo desde Terapia Ocupacional cuando existen dificultades.
La movilidad funcional comprende todos los movimientos, desplazamientos y manipulaciones que hacemos a lo largo del día. Es un término muy amplio que abarca desde movernos por casa de una habitación a otra hasta coger un vaso de la alacena, agacharnos a recoger algo del suelo que se nos ha caído, o incluso voltearnos en la cama para cambiar nuestra postura.
Tener una buena movilidad nos permite:
- Aumentar la independencia y calidad de vida de las personas, ya que evitaremos problemas de salud como la osteoporosis o debilidad muscular y fatiga.
- Estar activos, ayudándonos incluso a mejorar nuestro humor y a reducir la ansiedad y la depresión.
- Disminuir el riesgo de caídas en edades avanzadas y evitar hospitalizaciones e ingresos.
Es importante destacar que al ser una esfera y un término muy amplio, el terapeuta ocupacional deberá realizar una valoración inicial exhaustiva donde se identifiquen tanto las dificultades como las capacidades de la persona en relación a su movilidad durante las actividades de vida diaria. De esta manera, marcaremos un objetivo realista común (entre terapeuta y paciente) para trabajar de manera progresiva hacia la máxima funcionalidad.
¿Qué podemos hacer en nuestro día a día para mejorar la movilidad?
Como se ha expresado anteriormente, los objetivos y las tareas/actividades se plantean de forma individualizada a cada persona en función de sus capacidades. Sin embargo, nos gustaría dejaros unas ideas muy generales que os pueden ser de gran ayuda para mantener vuestra movilidad al máximo.
- Levantamiento de piernas: Acostado boca arriba, levantamos lentamente una pierna (la otra queda estirada sobre la cama) sin doblar la rodilla. Podemos realizar 3 series de 10 repeticiones con cada pierna.
- Volteos en cama: Pasar de boca arriba a boca abajo por ambos lados. Esto no sólo nos ayuda a movernos mejor dentro cama, si no que también, de haber alguna caída, nos ayudará a levantarnos con mayor facilidad.
- Posición de cuatro patas (cuadrupedia): Podemos hacerlo también en la cama para evitar dolores o malestares en el suelo. El objetivo es pasar de boca abajo hacia la posición de cuatro patas con la mayor fluidez posible para, como en el punto anterior, ayudarnos a levantarnos del suelo.
- Posición de caballero: Esta posición es muy útil para dar el último paso, después de la cuadrupedia, y levantarnos del suelo.
- Equilibrio sobre un pie (monopodal): De pie al lado de una silla, levantaremos las rodillas de forma alterna para aguantar nuestro peso sobre una pierna. Este ejercicio nos facilitará a la hora de subir escalones. Podemos realizar 3 series de 10 repeticiones con cada pierna.
- Movilidad en brazos: Sentados en una silla realizaremos flexión-extensión de hombro en rangos donde no aparezca dolor. Podemos realizar 3 series de 10 repeticiones con cada brazo.
Por supuesto, no podemos olvidarnos de salir a la calle a pasear y enfrentarnos a caminar rodeados de otras personas, aceras irregulares, bordillos y pasos de peatones, sin o con producto de apoyo (bastones, andadores o sillas de ruedas). Si tenemos un producto de apoyo debemos hacer un entrenamiento previo con el terapeuta ocupacional en el entorno real.
Para cualquier consulta, no dudéis en poneros en contacto con el equipo de Terapia Ocupacional de Neuraxis. Estarán encantadas de daros pautas o plantear una intervención específica para abordar este campo tan amplio.