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ACTIVIDAD FÍSICA PARA UN CEREBRO SALUDABLE

Desde hace ya algunos años, y cada vez en mayor medida, son numerosas las investigaciones científicas de alto nivel que ponen en evidencia los beneficios de un estilo de vida saludable para favorecer una correcta salud cardiovascular y cerebral. En todos ellos, la actividad física realizada de forma regular se presenta como un elemento clave en la prevención de diversas patologías en relación a todos los sistemas corporales y también en relación a la salud mental. 

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el sedentarismo se sitúa en el 4º puesto de factores de riesgo de mortalidad global, por detrás de la hipertensión, el consumo de tabaco y la diabetes. Además, es uno de los principales factores de riesgo de enfermedades cerebrovasculares y neurodegenerativas, de forma que no realizar actividad física de forma regular sabemos que supone un peligro a medio y largo plazo para nuestro estado de salud. 

A pesar de ello, casi la mitad de la población española tiene hábitos sedentarios, pasando la mayor parte de su día sin realizar prácticamente ninguna actividad física, manteniendo en muchos casos una posición estática durante la jornada laboral, que ocupa gran parte de nuestro día y, en definitiva, de nuestra vida.

Pero, ¿qué entendemos por niveles adecuados de actividad física?

La OMS recomienda, como mínimo, 150 minutos semanales de ejercicio, que podríamos “repartir” a lo largo de la semana (si lo dividieramos, tendríamos que sería recomendable realizar una media de 30 minutos al día de lunes a viernes). El beneficio se potencia al aumentar el tiempo dedicado al ejercicio  a lo largo de la semana, siendo óptimo al realizar 300 minutos (lo que serían 5 horas de ejercicio semanal).  

Beneficios de la actividad física

Entre las múltiples ventajas del ejercicio, destacamos:

  • Estimula la circulación sanguínea, y esto ocurre no sólo a nivel corporal sino también a nivel cerebral. De esta forma, aumenta la irrigación en los circuitos cerebrales encargados de la función cognitiva, favoreciendo así los procesos atencionales, memorísticos y la función cognitiva en general. 
  • Ayuda a la liberación de neurotransmisores como la serotonina, las endorfinas o la dopamina (como consecuencia del aumento del flujo a nivel cerebral, con el consiguiente aumento de oxígeno). Dichos neurotransmisores están directamente relacionados con el control de las emociones y estados de ánimo, la modulación de las sensaciones dolorosas o la autopercepción de bienestar.
  • Prevención del deterioro cognitivo asociado al envejecimiento en personas sanas; de hecho, sabemos que la actividad física junto con la estimulación a nivel cognitivo es uno de los factores sobre los que podemos incidir que más ayuda a mantener el cerebro libre de patologías.
  • Reducción del riesgo de padecer una demencia y/o mejorar las capacidades y funcionalidad en aquellas personas que ya la padecen.
  • Es una opción de tratamiento complementaria para muchas personas con trastornos mentales como la ansiedad o la depresión.

Algunos consejos para mantenernos más activos en nuestro día a día:

  • Subir y bajar por las escaleras en vez de coger el ascensor (siempre que nuestra capacidad física nos lo permita).
  • Coger menos el coche para ir a sitios que quedan a distancias que puedan ser toleradas si vamos caminando.
  • No buscar excusas como el tiempo (lluvia, frío, etc) para no salir a caminar o dejar de hacer planes sociales que impliquen actividad física. Por contra, buscar opciones alternativas como ir a centros comerciales o grandes superficies que nos resguarden de malas condiciones meteorológicas. 
  • Cuando quedemos con nuestros seres queridos incluir en esas reuniones pequeños cambios de hábitos como ir caminando al punto de encuentro o dar un paseo o  pequeña caminata en lugar de permanecer sentados.
actividad

En definitiva, se trata de ser conscientes de la importancia que tienen pequeños gestos que influyen en un sentido u otro, en nuestra salud en general y muy especialmente la de nuestro cerebro. En un mundo cada vez más “agitado”, en el que vivimos muchas veces en un día a día que no nos deja pensar en cuales son realmente las prioridades vitales, es importante reflexionar sobre la importancia relativa de cada parcela de nuestra vida para lograr sentirnos felices en ella. 

Practicar actividad física de forma regular mejora nuestra salud física y cerebral a corto y largo plazo.