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Objetivos reales (y realistas) en Neurorrehabilitación

Tras sufrir un ictus o un traumatismo craneoencefálico, ser diagnosticado de Enfermedad de Parkinson, Esclerosis múltiple… y hacerse consciente de su situación actual, un paciente necesita tiempo y realismo para afrontar esta “nueva vida”.

Los profesionales que trabajamos en Neurorrehabilitación siempre preguntamos al paciente y/o a sus familiares cuál es el objetivo que tienen en relación al tratamiento que van a empezar a realizar con nosotros, y es aquí donde tenemos que ser más realistas que nunca.

Por ejemplo, para una persona que acaba de sufrir un ictus y que, en el momento, no puede ponerse de pie y ni mucho menos dar unos pasos, sería insensato plantearse como objetivo principal a corto plazo que pueda caminar independientemente. Es irreal en ese momento porque antes de esto tenemos que conseguir muchas otras cosas, tales como poder voltearse de forma autónoma en cama o poder pasar de tumbado a sentado sin ayuda; es imposible poder caminar de forma independiente si ni siquiera podemos ponernos de pie sin riesgo de caernos.

Es duro afrontar esta nueva situación y ser objetivo con lo que podremos conseguir, tanto para el paciente como para su familia y amigos. Aunque como profesionales existen una serie de factores que van a beneficiar una buena evolución, a veces es difícil saber con exactitud hasta dónde va a conseguir recuperar una persona, y en ello el tiempo nos va a ayudar, permitiéndonos observar la evolución que se va produciendo  para plantearnos unos objetivos u otros (o la modificación de los objetivos iniciales).

En las enfermedades neurodegenerativas, como son el Parkinson o la Esclerosis Múltiple, la persona irá teniendo cada vez más dificultades con el paso del tiempo. En estos casos, es fundamental plantearse el mantener el máximo tiempo posible las capacidades que presenta el paciente para que pueda ser lo más autónomo posible, siempre teniendo presente que es la enfermedad seguirá su curso y nuestra idea es la de retrasar su evolución.

Puesto que siempre se trata de situaciones difíciles, y en ocasiones también son inesperadas para la persona y para su entorno, en muchas ocasiones es posible que se necesite de la ayuda de otros profesionales para poder afrontar la nueva situación, y vivir esta “nueva vida” de la mejor forma posible.

Tras sufrir un ictus o un traumatismo craneoencefálico, ser diagnosticado de enfermedad de parkinson, esclerosis múltiple… y hacerse consciente de su situación actual, un paciente necesita tiempo y realismo para afrontar esta “nueva vida”.